Spiritual Quote: Diciembre, 12 2022

La meditación no elimina los problemas del mundo, pero nos permite verlos desde un ángulo diferente.

A medida que nos elevamos a los reinos espirituales internos de Luz y de amor, somos testigos de que la misma Luz que hay en nosotros brilla también en los demás seres humanos.

El mejor regalo que le podemos dar al Señor es venir donde Dios sólo por amor a Dios.

Al lanzar una piedra al agua las ondas se esparcen a partir de una primera. Así mismo, el efecto de la ira se puede extender a partir de un pensamiento. Puede que se nos regrese años más tarde.

Si nuestra meta es encontrar a Dios en esta vida, entonces la contraseña para la morada de Dios es amor.

Al reemplazar la ira con pensamientos de bondad, podemos mantener nuestro cuerpo en calma.

Si nos acercamos a Dios con una canasta de amor, encontramos entonces, que la gracia de Dios nos llegará en abundancia.

Muy pocos se sientan a recordar a Dios mostrándole su amor y gratitud sin pedir un favor a cambio.

Si no reaccionamos ante la negatividad de otros y en su lugar los perdonamos, ellos no tienen contra quien protestar.

Al nivel del alma, estamos hechos de la misma esencia de Dios, esto es, amor, conciencia, bienaventuranza y Luz.

Al ir internamente a través de la meditación, vemos y oímos la Luz y el Sonido de Dios; descubrimos que, en lo más íntimo, somos alma, una gota de Dios.

Rompan la ilusión del mundo con el poder de la meditación.

Al enfocar la atención adentro por medio de la meditación, el alma pasa de la conciencia física a los planos superiores de existencia, hasta fundirse nuevamente en Dios.

Hemos olvidado nuestra conexión con Dios.

Podemos servir a nuestra alma meditando con regularidad.

Cuando nos sentamos con sinceridad y amor por Dios en nuestros corazones, estamos listos para recibir lo que Dios nos envía desde adentro.

Cuando podamos dejar ir muchas cosas estaremos libres para elevarnos de nuevo hacia la Divinidad.

Si nos sumergimos en las profundidades de la espiritualidad, avanzaremos bien alto hacia nuestra meta espiritual de conocernos a nosotros mismos y conocer a Dios.

Retiremos nuestra atención de las tentaciones mundanas y experimentemos los tesoros espirituales internos.

A través de la meditación penetramos nuestro interior y vemos que todos somos uno.

Cuando dejemos de lado nuestros deseos por ganancias mundanas podemos ser libres. Solo entonces nuestra alma puede experimentar el amor y la belleza que Dios tiene para ofrecer.

Es por la meditación en la Luz y el Sonido interior que llegamos a ser conscientes de nuestra propia Divinidad y a saber que esa misma Luz brillante también está en todos los seres humanos.

Caminemos por la vida con nuestros ojos y nuestros corazones abiertos para poder escuchar el llanto de nuestros semejantes.

El alma se olvidó de su verdadero ser. No se da cuenta de que es una parte de Dios.

Vivamos atentos a las necesidades de otros y cuidémoslos. Cuando nos preocupamos por los demás, dejamos ver nuestro amor por Dios.

Es sólo dejando ir las cosas de este mundo que podemos ser libres.

No habrá verdadera libertad mientras sigamos creyendo que sólo somos el cuerpo y la mente.

La Luz de Dios que brilla en nosotros también brilla en todos los demás.

El propósito de la vida es amar a Dios, conocer a Dios y servir a nuestros semejantes.

Dondequiera que estemos y hagamos lo que hagamos, Dios lo ve.